Es un contrato en el que una persona, llamada “asegurado”, le cede a una aseguradora el riesgo de que ocurra un evento que pueda afectarlo a él, a sus bienes o a su patrimonio. Este riesgo no depende de la voluntad del asegurado y podría causarle daños en el futuro. A cambio, la aseguradora se compromete a pagar una cantidad de dinero, reparar el daño o compensarlo, según lo que se haya acordado en el contrato. Para que esta protección esté vigente, el asegurado debe pagar periódicamente una suma llamada prima.
Por medio del seguro las personas cuentan con un apoyo en caso les ocurra un daño o perjuicio sobre los bienes asegurados o una enfermedad, accidente o fallecimiento de la persona asegurada.
La aseguradora deberá, dependiendo el seguro, reparar o compensar el daño o pagar una cantidad al asegurado o beneficiario.
Esto también le ayudará a la persona a no tener que usar su dinero o pedir prestado a otros al ocurrir el daño.