Es un contrato por el que una persona le traslada a la aseguradora un riesgo (que es la posibilidad de que ocurra o no algo en su persona, bienes o patrimonio) que no depende de su voluntad y que puede afectarle o causarle daños a futuro y la aseguradora se obliga a pagarle una cantidad, reparar o compensar el daño al asegurado o beneficiario según lo que se indique en dicho contrato.